lunes, 20 de abril de 2015

100 toneladas de monedas de plata recatadas del Atlántico

Recuperan el tesoro de un barco británico hundido por los nazis valorado en 50 millones de euros

  • El buque City of Cairo naufragó en 1942 tras recibir el impacto de dos torpedos

Monedas encontradas en el barco de vapor hundido en el Océano...
Monedas encontradas en el barco de vapor hundido en el Océano Atlántico en 1942 F. Bassemoyousse

     
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El City of Cairo, construido en 1915 en Liverpool, fue un barco de vapor utilizado por Gran Bretaña para transportar pasajeros y mercancías a lo largo de su extenso imperio. Pero a finales de 1942, dos torpedos enemigos impidieron al buque cumplir su última misión.
Bajo las órdenes del Capitán William A. Rogerson, el barco debía transportar a 311 personas desde la India hasta Inglaterra con un cargamento de al menos 100 toneladas de monedas de plata para costear los esfuerzos de su armada en la Segunda Guerra Mundial. Y para llegar a su destino, la embarcación debía hacer escala en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) y Pernambuco (Brasil).
Sin embargo, a casi 800 kilómetros de la Isla de Santa Elena -la misma en la que Napoleón pasó sus últimos días de vida-, el City of Cairo recibió el impacto de dos torpedos alemanes. El primero paralizó los motores del buque. El segundo lo hundió a más de 5.000 metros de profundidad.
City of Cairo Allan C. Green Collection
El tesoro quedó confinado en el fondo del mar y seis pasajeros murieron en el acto. El tiempo que transcurrió entre los dos ataques del submarino nazi (un U-68) permitió escapar al resto de la tripulación en botes salvavidas. No obstante, un tercio de las personas que iban a bordo no lograría sobrevivir. Alrededor de 150 supervivientes llegaron a Santa Elena, mientras que el medio centenar restante fue rescatado y trasladado a Ciudad de El Cabo.

La batalla del Atlántico

Los hechos se enmarcan dentro del conflicto naval que se desarrolló en el Océano Atlántico durante la Segunda Guerra Mundial. La flota británica seguía siendo muy superior a la alemana, pero ya desde septiembre de 1939 las fuerzas marítimas de Hitler trataron de bloquear al Reino Unido hundiendo los barcos mercantes que les suministraban recursos. Para ello dispersaron submarinos por el Océano Atlántico que pudieran interceptar a los navíos británicos.
Hasta 1941, los alemanes lograron con cierto éxito hacer daño a la flota inglesa. Pero a partir de esa fecha, la Royal Navy comenzó a recibir ayuda externa. Especialmente de Estados Unidos, que resultó clave para recuperar su hegemonía marítima. EEUU aún no estaba en guerra con Alemania, pero colaboraba con los británicos fundamentalmente con el préstamo de destructores a cambio de bases en el Pacífico. A partir de entonces, la fuerza de laKriegsmarine fue menguando, hasta que a principios de 1944 la conjunción aliada la derrotó definitivamente en los mares.
Aunque la noticia del descubrimiento se conoce ahora, los restos delCity of Cairo hundido en 1942 se hallaron en 2011. El Gobierno británico contrató los servicios de Deep Ocean Search (DOS), una empresa especializada en la cartografía de fondos marinos que participa en tareas de recuperación submarina, para que localizase el famoso buque. Después de conseguirlo, la compañía estuvo dos años trabajando hasta lograr su rescate completo en septiembre de 2013. Para ello fue necesaria la utilización de técnicas robóticas.
La participación de EEUU fue clave para derrotar a las fuerzas submarinas nazis
Las dudas de que la misión no llegase a buen puerto han hecho que el ejecutivo que preside David Cameron no permitiera al equipo de DOS, dirigido por el británico John Kingsford, hacer público este gran hallazgo hasta ahora. "Al principio no estábamos seguros de que fuéramos a encontrar nada, pero si tu equipo dice que ha hallado algo hay que confiar en él, así que no dejamos de buscar", aseguró Kingsford a la BBC. Deep Ocean Search ha cubierto un áreados veces el tamaño de Londres y ha dejado una placa conmemorativa de su hallazgo en el fondo marino.

jueves, 9 de abril de 2015

ENRIQUE II "EL FRATICIDA".

 / HISTORIA

Enrique II «el Fratricida», el hijo bastardo que mató a su hermano para ser Rey de Castilla

Día 02/04/2015 - 22.38h

El Conde de Trastámara inauguró con la muerte de su hermano Pedro «El Cruel», al que arrebató la vida con sus propias manos, la historia de una dinastía que reinó un siglo y medio en Castilla

Fue una escena de una épica aplastante, de la que si Shakespeare fuera castellano habría dado cuenta en un drama donde los diálogos ya estaban escritos con sangre. Tras casi 20 años en guerra –donde Enrique de Trastámara y su hermano Pedro I «el Cruel» (o «el Justiciero», dependiendo del bando) se disputaron la corona de Castilla involucrando a numerosos reinos vecinos, incluidos los de Francia e Inglaterra–, ambos se encontraron frente a frente en marzo de 1369. «¿Dónde está ese judío hideputa que se nombra Rey de Castilla?», gritó Enrique de Trastámara, hermano bastardo del Rey, antes de enzarzarse en un duelo fraticida que dio a Castilla un nuevo Rey y origen a una nueva dinastía:Enrique «El Fraticida» de los Trastámara.
Pedro I y Enrique de Trastámara se pasaron décadas jugando al perro y al gato. La repentina muerte de Alfonso XI de Castilla en 1350 a causa de la peste, cuando solo contaba 40 años, entregó la Corona de Castilla a un imberbe Pedro I. Hasta entonces, el joven príncipe había estado aislado de la Corte junto a su madre María de Portugal, que había sido desplazada por la hermosa amante del Rey,Leonor de Guzmán (tataranieta deAlfonso IX de León), y los diez hijos frutos de está relación extramatrimonial. Enrique de Trastámara fue uno de los hijos de Leonor y el primero en llegar a la vida adulta junto a su hermano gemeloFadrique Alfonso de Castilla. Mientras Pedro –el legítimo heredero– permanecía marginado, Enrique recibía los condados de Noreña yTrastámara y los señoríos sobreLemos y Sarria, en Galicia, y las villas de Cabrera y Ribera, junto a las otras concesiones de las que se beneficiaron los hijos de Leonor. El fallecimiento de Alfonso XI revertió la situación.
Con la llegada al poder de Pedro I y de su madre María de Portugal, los hijos de Leonor perdieron el apoyo de buena parte de la nobleza y tuvieron que huir de la corte. Cuando viajaba a Sevilla en el cortejo fúnebre del Rey,Leonor de Guzmán fue apresada sin que tuviera tiempo de poner tierra de por medio como habían hecho sus hijos. Desde su cautiverio, Leonor conspiró para convertir en Rey a su hijo Enrique, quien contrajo matrimonio con Juana Manuel de Villena, hija de Don Juan Manuel, adelantado mayor de Murcia y Señor de Villena, un poderoso noble al que se le atribuye la escritura de «El Conde Lucanor». Para terminar con las sublevaciones que levantaron los hijos de Leonor por todo el reino, Pedro I, que justificó con esa decisión por primera vez su apodo como Rey, ordenó que Leonor fuera ejecutada enTalavera de la Reina.

Dos hermanos en guerra durante décadas

Lejos de terminar con las sublevaciones, la cruel decisión convirtió la guerra en un problema crónico del reinado. Las polémicas Cortes de Valladolid, donde el Rey tomó medidas en contra de los privilegios de los nobles castellanos, fueron el germen de una rebelión masiva por parte de la nobleza, de la que dieron buena cuenta los hijos de Leonor. Enrique y sus hermanos se pasaron los siguientes años entre guerras, huidas al extranjero y reconciliaciones. En 1353, la malograda boda de Pedro I con Blanca de Borbón –a la que el Rey abandonó dos días después de casarse debido al incumplimiento de las exigencias económicas por parte de Francia y el desinterés mutuo entre los contrayentes– provocó la ruptura de las relaciones con Francia, el acercamiento a Inglaterra y una rebelión en Toledo, que pronto se extendió a otras ciudades con la ayuda de los hermanastros del Rey. La influencia de la amante del Monarca,María de Padilla, hija de un noble castellano de baja alcurnia, jugó a favor de la decisión de renegar de la francesa.
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Retrato de Enrique II
El enfrentamiento entre Pedro y su hermano Enrique cobró dimensión internacional con la intervención de fuerzas militares de Inglaterra y Francia, que todavía mantenían abierta la célebre Guerra de los Cien años. El conflicto en España se extendió al Reino de Aragón en 1357. Enrique, junto con otros castellanos, tomaron partido a favor del Rey aragonésPedro IV; y el Infante Fernando, hermano del aragonés, ayudó a Pedro I. Durante el choche entre los reinos hispánicos, que se inició con la conquista castellana del Castillo de Bijuesca y de Tarazonala fama de cruel de Pedro I crecía al mismo ritmo que la senda de ejecuciones que dejaba a su espalda. Con la ayuda de mercenarios ingleses, el Rey arrebató a Aragón importantes ciudades como Teruel, Caudete o Alicante y sembró de odio el conflicto con más muertes de nobles. Fadrique Alfonso –hermano gemelo de Enrique de Trastámara– acudió en 1358 a Sevilla en busca del perdón real, pero fue prendido por sorpresa. El hijo bastardo de Alfonso XI logró huir hasta el patio del Alcázar, pero allí fue alcanzado por los soldados del Rey, quien, según algunas crónicas, dio muerte a su hermanastro con sus propias manos.
Posteriormente, el ataque combinado de Enrique y de sus aliados castellanos, aragoneses y franceses (las compañías de mercenarios dirigidas por el astuto general Bertrand Du Guesclin) consiguió la expulsión del país de Pedro, que se refugió en Guyena, y la proclamación del Conde de Trastámara como Rey de Castilla en Calahorra (1366). Mientras Enrique buscaba la forma de pagar los favores a costa de dejar exhausto el tesoro real, lo que le valió el sobrenombre de «El de las Mercedes», Pedro «El Cruel» organizó al año siguiente un contraataque desde los dominios ingleses al norte de los Pirineos. Eduardo, Príncipe de Gales (conocido como «El Príncipe Negro»), puso a su disposición un gran ejército de caballeros y de arqueros que derrotó a Enrique en la batalla de Nájera, librada el día 3 de abril de 1367. «Señores, soy vuestro rey. Me habéis hecho rey de toda Castilla y jurado que no me fallaríais hasta la muerte. Mantened por Dios vuestro juramento y desquitaos conmigo que yo me desquitaré con vosotros, pues no huiré ni un solo pie, mientras os vea combatir», reclamó Enrique II a sus tropas, formadas en su mayoría por mercenarios francesas, según la crónicas de la batalla por Jean Froissart. No obstante, las palabras no sirvieron para evitar la derrota estrepitosa del Rey, que perdió a la mitad de sus tropas, a Bertrand du Guesclin, que fue apresado, y obligo al Monarca a retornar a Francia.
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Ilustración de la batalla de Montiel en el libro «Crónicas» de Jean Froissart
Cuando parecía que podría ser el final de la guerra, Pedro I volvió a desperdiciar su ventaja provocando la salida de España de «El Príncipe Negro». El Conde de Trastámara preparó desde el Castillo de Peyrepertuse (la región de Languedoc-Roselló) una nueva invasión del reino, siendo vencido Pedro por Bertrand Du Guesclin en la batalla de Montielen marzo de 1369. A continuación, Pedro se encerró en la fortaleza cercana, donde fue engañado por Bertrand du Guesclin con la supuesta excusa de querer ayudarle en su fuga. Así, el Rey de Castilla acabó frente a la tienda de Enrique, en la que, entre el mito y la realidad, se inició un duelo fraticida con tintes literarios:
-¿Dónde está ese judío hideputa que se nombra Rey de Castilla?
- ¡El hideputa seréis vos, pues yo soy hijo legítimo del buen Rey Alfonso! –respondió inmediatamente Don Pedro que fue el primero en iniciar el baile de metales–.
Habiendo desarmado Pedro a Enrique, Bertrand du Guesclinintervino sujetando al Rey por la pierna y haciéndolo girar, momento que aprovechó el hermano bastardo para asestarle una estocada mortal. Después de la lucha, el caballero francés se justificó con su cita más conocida: «Ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor». A continuación, la cabeza del Monarca fue clavada en una pica y exhibida entre las tropas.

Las victorias de Castilla sobre Inglaterra

Con la muerte de Pedro I terminó el reinado de la Casa de Borgoña en Castilla y empezó el de la Casa de Trastámara, que un siglo y medio después después llegaría también a su final con la muerte de Fernando «el Católico». Asimismo, Enrique II de Trastámara actuó durante su reinado de forma contraria a cómo lo había hecho para alcanzar el trono. Recompensó a sus aliados en un principio, pero supo también defender los intereses del reino de Castilla y León negando al Rey de Aragón todas las cesiones territoriales que le había prometido en los tiempos difíciles. En política interior, inició la reconstrucción del reino: protegió parcialmente a los judíos, a los que él mismo había perseguido en la guerra civil, y aumentó el poder de la Corona frente al de los grandes nobles que le apoyaron en el conflicto contra su hermano. La crisis económica fue inevitable al tener que atender las recompensas prometidas y hacer frente a los gastos de las continuas guerras.
A nivel internacional, destacó la rivalidad de Enrique «El Fraticida» con Inglaterra y los duques de York y de Lancaster, los antiguos aliados de Pedro «El Cruel». Dos hijas de Pedro con María de Padilla, Constanza e Isabel, estaban casadas con Juan de Gante, duque de Lancaster e hijo de Eduardo III de Inglaterra, y Edmundo, duque de York y también hijo de Eduardo III de Inglaterra, respectivamente. Inglaterra consideraba a los duques de York y a los de Lancaster como los legítimos sucesores al trono de Castilla, lo cual involucró intensamente a Enrique II en la Guerra de los 100 años a favor del bando francés. Junto a la armada francesa, las fuerzas castellanas liberaron a La Rochela de los ingleses y despejaron el canal de La ManchaLa batalla de La Rochela supuso una rotunda victoria de Castilla sobre Inglaterra que tuvo para ella favorables repercusiones militares y económicas. Castilla se consolidó como primera potencia naval en el Atlántico, otorgando así mayores posibilidades mercantiles a sus marinos. Poco tiempo después, el almirante castellano Fernán Sánchez de Tovar saqueó la isla de Wight y la costa sur de Inglaterra.
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Sepulcro de Enrique II de Castilla en la Catedral de Toledo
Enrique II de Castilla falleció el día 29 de mayo de 1379 en Santo Domingo de la Calzada. Murió, según algunas crónicas, envenenado por orden del Rey de Granada, otrora aliado de Pedro «El Cruel», o posiblemente de un ataque de gota. Fue sucedido en el trono castellano por su hijoJuan I de Castilla, que también tuvo que luchar para defender sus derechos al trono frente a los descendientes de Pedro «El Cruel».

lunes, 6 de abril de 2015

LA PRIMERA GRAN EXCLUSIVA PERIODÍSTICA.



La fotografía del atentado contra los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, tomada por Mesonero Romanos en 1906, se convirtió en un hito mundial

La tarde del 30 de mayo de 1906 es intensa en la redacción de ABC.Torcuato Luca de Tena se reúne en su despacho con sus hombres de confianza: Luis Romea, Ángel María Castell, Carlos Luis de Cuenca y Sixto Pérez Rojas. Hay que volver a repasar, una vez más, la cobertura de la boda del Rey Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battenberg. Desde que en marzo se conoció el programa del enlace, las reuniones se suceden para no dejar nada al azar. Hay que preparar el número especial de ABC y el de Blanco y Negro del día 2 de junio. Se estudia cómo cubrir el enlace de manera que no se escape detalle alguno.
Luis París se pondrá al frente de los reporteros. Para la información gráfica se decide que Francisco Goñise sitúe en el Ministerio de Marina, desde donde saldrá Victoria Eugenia. Irigoyen irá a la Iglesia de los Jerónimos, donde se celebrará el enlace. Y Christian Franzen estará en la calle de Alcalá, por donde pasará la comitiva Real tras el enlace, camino de Palacio. Además se cuenta con las fotos que puedan llegar por el anuncio que se publica las últimas semanas, en la que se ofrece 10 pesetas a los fotógrafos particulares o profesionales por cada una de las imágenes del enlace que se publiquen.
El 31 de mayo amanece despejado y luminoso. Los fotógrafos preparan sus placas con cuidado, deseando que dure la luz todo lo posible. A las 9.30 horas de la mañana parte de Palacio la comitiva y a las 10.40 Alfonso XIIIentra en los Jerónimos. Todo marcha según lo previsto. Al finalizar el enlace, los Reyes departen un rato con las Familias Reales y el cuerpo diplomático. De vuelta a Palacio son aclamados por los miles de madrileños que inundan las calles de un Madrid radiante. A las 14.15 horas la comitiva Real llega a la calle Mayor. Al pasar a la altura del número 88 se escucha una formidable explosión. Los cuatro troncos de caballos tordos claros que arrastran el carruaje de los Reyes se espantan y emprenden una carrera en la que acometen al caballo de varas de la derecha y hacen caer al cochero. Los Reyes se asoman por la ventana para tranquilizar a su comitiva. Ellos están bien, pero hay mucha confusión.
Los fotógrafos de ABC regresan con urgencia a la sede del periódico. Tienen que revelar y elegir las imágenes. No hay ninguna fotografía del atentado. La mejor es una del colaborador zaragozano Eduardo de Leti, en la que se ve la carroza regia en la calle Mayor y el caballo de varas muerto. Hay también una fotografía del número 88 desde donde el criminal arrojó la bomba.

El joven fotógrafo

Pero Torcuato Luca de Tena es un hombre meticuloso y no termina de estar satisfecho. La crónica del atentado es muy buena, pero le falta una imagen. Mientras valora el material disponible le avisan de que un joven estudiante de diecisiete años quiere verle. Dice haber fotografiado la comitiva Real desde un balcón de una casa en la calle Mayor. Al escucharlo, Luca de Tena le hace llamar. El muchacho, de nombre Eugenio, dice ser descendiente deRamón Mesonero Romanos.
Tomó la fotografía con una maquina regalada por su padre. Le quedaba una sola placa que reservó para el paso de la carroza Real. Pero los nervios no le permiten recordar si disparó antes o después de la explosión, que escuchó muy cerca. Se envía la cámara al revelado. Torcuato Luca de Tena se pasea nervioso. Ha contado con los mejores fotógrafos de España y no ha conseguido ninguna fotografía del atentado. ¿Cómo va ser un joven estudiante de Medicina, con una cámara de doce duros, quién le proporcione «la fotografía»?

La exclusiva

Entonces llega el revelado. En la fotografía se observa el humo de la explosión. Los caballos del carruaje Real acaban de iniciar la estampida. El cochero se mantiene aún en el pescante y el caballo de varas no ha sido aplastado. Hay que retocar un poco la fotografía para su publicación, algo normal en la época, pero es sin duda la instantánea del atentado. «¡Lo hemos conseguido!», grita Don Torcuato. Mesonero Romanos sonríe orgulloso. Luca de Tena ordena que le paguen al muchacho unas increíbles 300 pesetas.
Es la primera gran exclusiva gráficade la Prensa en España. ABC sacó pecho de ello y al día siguiente afirmó que la fotografía publicada constituía un enorme éxito informativo, «el más grande que se conoce en los anales de la prensa universal». Lo cierto es que dio la vuelta al mundo publicándose en miles de periódicos. Es sin duda la fotografía más famosa de nuestro archivo y una de las más importantes de la prensa universal.

Así lo contó ABC